Día tras día observamos en
nuestro entorno, que cada vez los productos que nos rodean duran menos, se
dañan más rápido, pasan de moda muy pronto, o simplemente quedan rezagados por
los nuevos que llegan cada vez en menos tiempo. Pero, esto no ha sido resultado
de la casualidad, ni ha surgido espontáneamente, sino que por el contrario, ha
sido causado conscientemente por los fabricantes y empresarios quienes
determinan hacer productos o servicios con menos vida útil, para que así estos
queden inservibles, y las personas tengan que adquirir los nuevos, mismos que
realizan las mismas organizaciones. A esta situación se le ha denominado obsolescencia
programada. En esta obsolescencia programada las necesidades son satisfechas
pero de una manera efímera, estacional, prácticamente se explota la necesidad
existente, a costa de obligar a los clientes a cambiar aquello que necesitan
constantemente, gastando muchos más recursos y cumplir con el objetivo de estas
organizaciones de generar más utilidades para sí.
Un ejemplo de esto, nos
los muestra los directores de cine Chris Wedge y Carlos Saldanha, en su
película Robots (2005), basada una historia del escritor William Joyce. En esta
historia de ficción se hace un símil con la realidad que vivimos actualmente,
en la que los grandes monopolios de los mercados, con su poder, juegan con las necesidades de las personas, y
en un contexto de globalización y consumismo, cambian constantemente sus
productos, dejando totalmente obsoletos los anteriores, para que las masas
tengan que adquirir los nuevos.
En la cinta
cinematográfica, uno de los personajes es el Gran Soldador, quienes un inventor
que busca satisfacer las necesidades de
los demás, responsablemente, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de
todos. Este personaje representa a las organizaciones y personas que quieren
realmente contribuir positivamente a la
sociedad, sin generar daños, sino aportando con sus talentos y capacidades a
generar cambios que mejoren el bienestar mediante la creación de sus productos,
procesos, servicios.
Sin embargo, existen otro tipo de
organizaciones y personas, cuyo objetivo principal no es mejorar la calidad de
vida, ni contribuir positivamente a la sociedad, sino que es netamente,
conseguir dinero, sin importar que en esa consecución se afecte el bienestar de
los demás. Estos están representados en el personaje llamado Ratchet, quien
actuaba bajo el lema “para qué ser tu si puedes ser nuevo”, con el que se
justificaba para destrozar la vida de los robots viejos, y construir nuevos,
con un tiempo de vida más corto, así, bajo el concepto de obsolescencia
programada.
No obstante, están
aquellos que no están de acuerdo con la obsolescencia programada que viene
imponiendo el mercado, y deciden actuar contra esta, intentando satisfacer las
necesidades con la aplicación de ideas, proyectos, y demás, que permitan frenar
un poco el consumismo desenfrenado, y crear productos y servicios que
satisfagan las necesidades de las personas con ciclo de vida más extenso, que
reduzca los gastos de los recursos. Estos están ejemplificados en el
protagonista de la película Rodney Hojalata, soñador, quien decidió seguir los
pasos de El Gran Soldador, a quien admiraba mucho y a quien rescató de la muerte
que le suministraría Ratchet y su madre.
En la actualidad
observamos que los productos que compramos ya no duran como lo hacían desde el
siglo pasado hacia atrás. Ahora, los avances tecnológicos, modernizan estos
productos, les agregan gadgets, les hacen variaciones, y prácticamente obligan
a sus clientes o usuarios a adquirir lo nuevo, desechando lo viejo. Un ejemplo
de esto es los programas para computadores, los cuales cambian constantemente,
y aunque en algunas ocasiones siguen supliendo las mismas necesidades, obligan
a los clientes a ir a la par con ellos, a deshacerse de lo antiguo, y adquirir
lo nuevo, ya que lo anterior queda inservible.
Así, ha ido cambiando
también la noción de necesidad. Por necesidad se entiende que es aquello
indispensable para poder vivir plenamente, surgen espontáneamente. Sin embargo,
el desarrollo de los mercados ha ido trasgiversando un poco este concepto, en
su afán por vender más, y así han ido incluyendo al término de necesidad el
deseo, el cual no es espontáneo, sino que se crea partir de algo que se quiere,
se planifica. Así, la necesidad ya no se concibe como algo realmente libre de
vicios, sino que se torna como una sensación de carencia unida con un deseo.
A partir de ello, se
observa que los simples gustos de las personas, con la presión de los medios, y
las organizaciones que necesitan vender, se transforman en consumos excesivos,
desenfrenados, y en ocasiones inconscientes. Luego, los productos y/o servicios
que consumen se vuelven tan indispensables para sus vidas, tan imprescindibles,
que se convierten en necesidades.
Entonces, es a partir de
esas “necesidades creadas” que las organizaciones comienzan a implementar en sus
productos y servicios la obsolescencia programada. Dado que ya tienen
totalmente capturado su público, se toman la libertad de esclavizarlo de lo que
le ofrecen, y este no encuentra otra opción que seguir atado, consumiendo sin
medida lo reciente, sin importar en muchas ocasiones la pérdida de recursos
asociados a este consumo desenfrenado.
Luego, en efecto, es
evidente que la aplicación de la obsolescencia programada en las industrias a
provocado en parte la escasez de recursos a la cual nos enfrentamos hoy día, y
nos seguiremos enfrentando cada vez en mayor magnitud. La aplicación de la
obsolescencia programada generalmente no
tiene en cuenta las implicaciones que tiene con respecto a las repercusiones en
el medio ambiente, en las personas y en general en la sociedad, no le interesa
un desarrollo ni sostenible ni sustentable, sino simplemente aumentar utilidades.
De acuerdo a lo anterior,
las organizaciones deberían evaluar sus objetivos, estrategias y acciones que están
desarrollando, y reflexionar acerca de sus impactos tanto a nivel económico,
como ambiental y social. A su vez, las personas como clientes y usuarios, deberían
comenzar a tener una mayor consciencia a la hora de consumir, crear nuevas
ideas que permitan desarrollar mercados sostenibles que no afecten negativamente
a los demás, seguir el ejemplo de Rodney, innovar para mejorar. Y las
organizaciones, captar las necesidades y suplirlas para hacer la vida más
fácil, pero con responsabilidad con sus clientes y con la sociedad, crear
productos y servicios con un ciclo de vida prudente, disminuyendo el gasto de
recursos ambientales, deberían seguir el ejemplo de El Gran Soldador, y cumplir
con sus objetivos como organización pero a su vez contribuyendo positivamente a
la sociedad y generando un mejor estar en la misma.
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